La deuda pública es una deuda odiosa; concepto que se
usa en derecho internacional para exigir el no pago de una deuda tomada
por un gobierno y usada en contra de su pueblo.
“La deuda pública, o sea, la enajenación del Estado, imprime su sello a la era capitalista” Karl Marx
Desde diferentes movimientos sociales, decimos No al pago de su Deuda. Pero ¿por qué?
Realizando un poco de memoria histórica,
el hecho de repudiar la deuda por parte de aquellas personas que sufren
sus consecuencias ha sido una constante a lo largo de la historia. El
jurista Alexander Sack dijo en 1927 que toda deuda contraída por el
Estado para reprimir a la población no es obligatoria, es una deuda del
poder que la contrajo. En definitiva, es una deuda odiosa; concepto que
se usa en derecho internacional para exigir el no pago de una deuda
tomada por un gobierno y usada en contra de su pueblo.
Adentrándonos en el quid de la cuestión,
en el caso del Estado español, ya desde 1996 se ha visto como se ha ido
realizando una restructuración de la deuda con el objetivo de
beneficiar a una minoría. El objetivo, como en todo estado neoliberal,
era reducir el déficit a base de vender todo aquello público que pudiera
ofrecer una interesante rentabilidad. Años después la obsesión era
pagar la deuda pública asegurando a los acreedores sus ganancias.
Precisamente es esto lo que estamos
viviendo actualmente en España: una aceleración del desmantelamiento y
la privatización de los servicios públicos básicos como son la sanidad,
la educación, etc., a través de recortes brutales. En nombre del
pago de la deuda pública, que actualmente está en torno a un 19%,
frente a un 84% aproximadamente de la deuda privada, y de la reducción
del déficit público se están realizando estos recortes sociales que
afectan tanto a la clase obrera. La Deuda privada, mencionada
anteriormente, está sobre el 84%, dónde casi dos tercios correspondes a
bancos y grandes empresas.
El pago de la deuda es una exigencia que proviene de afuera: de Merkel, Sarkozy y del Fondo Monetario Internacional (FMI) en nombre de bancos y fondos financieros que se dedican a especular.
Desde la entrada en el euro, esa deuda
privada ha subido enormemente a través de la burbuja inmobiliaria que se
produjo a base de especulación. El capital financiero y el sector de la
construcción han sido los grandes beneficiarios de los planes de
desarrollo, grandes obras de infraestructuras y la urbanización de las
costas española para atraer el turismo de masas, concretados y pactados
de antemano en despachos de políticos y bancos. Muchos de los beneficios
de bancos y cajas de ahorros venían de operaciones relacionadas con el
sector inmobiliario: comprar, vender inmuebles y suelos, etc. En ese
boom inmobiliario participaron bancos internacionales, sobre todo
alemanes y franceses, mientras el estado estaba sufriendo una gran
desindustrialización (deslocalizaciones de empresas).
Pero, ¿cuáles son, en concreto, las razones de la deuda pública?;
1. El carácter regresivo del sistema fiscal.
2. La corrupción de los gobernantes. Un ejemplo de ello es el caso “Malaya”
3. El gasto en armamento militar.
4. Los privilegios fiscales de la Iglesia Católica.
5. La Monarquía (Caso Urdangarín)
Pero hay que tener en cuenta que mucha
de esa deuda pública ha sido una deuda privada capitalista. ¿Por qué?
Porque el gobierno se ha dedicado a salvar a los bancos, lo cual hace
que aumente más la deuda pública.
Es por todo lo expuesto anteriormente
por lo que, desde los movimientos sociales, hemos afirmado que esta
Deuda Pública es totalmente antidemocrática. Se ha contraído a espaldas
del pueblo sin consulta popular y es totalmente opaca. Es ilegítima
porque se salva a los responsables de la crisis: esos mercados de los
cuales nos hablan políticos y los llamados expertos, que se han dedicado
a realizar enormes inversiones en una serie de infraestructuras
deficitarias y no usadas (es el caso de algunos aeropuertos) en
beneficio de grandes constructoras. Es inmoral porque con los recortes
se está deteriorando la vida colectiva y aumentando la pobreza.
Por todo ello debemos exigir que se declare la suspensión de pagos de la Deuda Pública.
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