martes, 22 de marzo de 2011

ESTRATEGIAS Y REDES DE RESISTENCIA DE LAS MUJERES EN GUERRA.

La guerra es el principal exponente de la violencia del militarismo y también del machismo para mantener el poder sobre las otras personas a través del miedo, la fuerza y la muerte. Y el ejército es una institución de defensa de la violencia como mecanismo fundamental de la relación entre los países. Por esta razón podemos afirmar que la guerra se una de las dimensiones políticas de las violencias públicas y privadas contra las mujeres.
Así mismo, el ejército defiende la orden patriarcal puesto que se basa en el mantenimiento de la orden establecido, el cual va en contra siempre de las mujeres. Es una institución jerarquizada y que exalta principalmente el valor de la virilidad, excusándose en la “protección” del pueblo.
En el proceso de formación militar se fundamenta la misoginia que sirve como motor de las agresiones hacia las mujeres en las guerras. Se utiliza como nueva herramienta de guerra la violación de las mujeres que sirve al mismo tiempo para humillar a los hombres del ejército contrario, los cuales llegan a tener sentimientos de derrota porque no pudieron proteger a sus mujeres.
Un claro ejemplo de esto son los hechos sucedidos en el conflicto bélico de los Balcanes a principios de los años 90. Estos hechos, han demostrado desgraciadamente, que la cultura patriarcal se expresa en el cuerpo de las mujeres de formas muy diferentes; a través de la violación, de la prostitución forzosa, del femicidio, etc. Las mujeres son las primeras víctimas, las primeras al quedarse sin recursos. En los conflictos bélicos encontramos que el cuerpo de la mujer se disputado por los ejercidos cómo si fuera un territorio a conquistar. Las violaciones se han convertido en una práctica de guerra y en este sentido, actualmente algunos movimientos de mujeres luchan para contribuir a la des-colonización del cuerpo. Por lo tanto las mujeres son también las resistentes, las que sostienen toda la organización social. Las mujeres inciden pues en los acuerdos de paz porque se hacen cargo de la supervivencia de sus grupos lo cual las enseña a defenderse ante las agresiones.
Por estas razones, es fundamental el establecimiento de las redes sociales, y en concreto, de las redes entre mujeres pacifistas feministas en la oposición a los conflictos bélicos puesto que son una forma de expresar el buen entendimiento entre diferentes culturas y coma a modelo de buen convivir, de una convivencia pacífica. Es una acción ejemplificadora para el resto de la población y por los gobiernos de los diferentes países norteños pero no sólo esto sino que también una forma de luchar contra una sociedad basada en un sistema patriarcal.
Estas acciones puntuales a lo largo del tiempo contribuyen al aumento de la cultura de la paz, a pesar de que suponen siempre obtener unos resultados a largo plazo. Esto es debido a que quién manda ejecutar los continuos ataques a las poblaciones son hombres blancos con gran peso económico puesto que están apoyados por las gran multinacionales armamentísticas y por los bancos internacionales. Paralelamente, se puede establecer una relación entre el texto de lectura y el actual concepto de “seguridad”, concepto que legitima el servicio militar obligatorio al estado español hasta su desaparición. Aparece la necesidad social de seguridad que se ha arraigado fuertemente la conciencia de algunas persones raíz de los atentados del 11 de septiembre en los Estados Unidos. Los Estados están articulando la seguridad a través de los ejércitos que tienen como función preservar un territorio de amenazas externas y esto hace que se tenga que fortalecer todas las estructuras defensivas. Al mismo tiempo esto impulsa una política belicista.
Llegados a este punto, recuerdo los debates raíz de la objeción de conciencia y la desobediencia civil en las clases prácticas de Teoría del Derecho, cuando cursaba la licenciatura de Derecho, así como también la experiencia vivida raíz de una conferencia dada por tres jóvenes israelíes que se negaban a formar parte del aparato opresor israelí: el ejército que mantiene una situación de opresión sobre el pueblo palestino. Por esta razón es importante que todas las acciones de objeción de conciencia y de espaldarazo tanto a hombres y mujeres que la realicen al servicio militar.
Aún así, es sorpresivo que si bien a los documentos se resumen todas las acciones de resistencia, en en cuanto a los aspectos de promoción de valores de la no violencia, no se remarca, no se hace pie en la educación como ámbito de acciones preventivas. Es básico una educación en valores, en los valores de la igualdad de oportunidades, de la solidaridad, de la democracia participativa, etc. Es imprescindible el establecimiento de unos vínculos y de unas relaciones entre personas de diferentes culturas. En este sentido los movimientos de mujeres están trabajando puesto que dan la oportunidad de mostrar públicamente, en las calles y plazas de sus ciudades, que las relaciones interculturales basadas en el respeto son posibles.
Justo es decir, que el papel de las mujeres se ha ido transformando y ha pasado del victimismo inicial con el cual vivían las situaciones de conflictos bélicos, del sufrimiento por los hijos y los maridos que están combatiente, a ser una voz fuerte y contundente a favor de la paz. En este sentido es muy interesante la relación establecida entre mujeres de EE.UU. y mujeres de la sido iraquí. Mujeres que viven unas realidades tanto diferentes pero que tienen tanto en común cómo es el hecho de conseguir la paz como eje prioritario. Mujeres que salen a la calle para exigir verdad, justicia y no repetición de los hechos. Actualmente es difícil visibilizar la voz de las mujeres y más todavía de aquellas que quieren ser parte activa en la busca de soluciones a los conflictos que en muchas ocasionas emanan de un sistema político donde precisamente pocas mujeres llegan a los lugares de cargo político más decisivos.
En conclusión todas estas acciones pueden ayudar a aumentar la cultura de la paz porque deshacen el muro del olvido y crea lazos entre las partes designadas como enemigas. Ayudan a dar una visibilización la situación de las mujeres que viven en países en conflicto. Un claro ejemplo es el de la periodista rusa Anna Politkovskaya, que con su opinión pública en relación al conflicto checheno, por primera vez los miembros de la resistencia chechena hicieron públicas en 2006 unas propuestas para poner fin al conflicto, a pesar de que no fueron un éxito.